A pesar de llegar temprano para montar todo con tranquilidad, nos encontramos con que gran parte de la epiaudiencia ya estaba super-ansiosa y no bien nos vieron llegar, empezaron las preguntas:
- "eh! amiga! ¿qué hora es? ¿y cuánto falta para que empiece?"
- "ehhh! amiga! la del pantalón naranja! ¿por qué no tocas flamenco?"
(y de nuevo) - "eh! amiga! ¿cuándo empieza?"
Para contestar y calmar tanta curiosidad mientras continuábamos con el montaje y la prueba de sonido, tuvimos que turnarnos entre todos los que estábamos allí... nosotras, los técnicos de sonido (Rafa y Kiko de La Bodega Producciones) y hasta los organizadores del evento.
Empezamos a la hora prevista, sabiendo que el público no era fácil pero con la certeza de que si se enganchaban desde el comienzo, no tendríamos de qué preocuparnos.
Para nuestra tranquilidad, eso fue lo que ocurrió. Durante un poquito más de una hora se olvidaron por completo de su pasión por el flamenco y se entregaron por completo a participar en todas las dinámicas que les propusimos en cada canción.
Hasta Eugenio (uno de los más revoltosos), terminó siendo el ganador de nuestra canción-adivinanza y se fue todo orgulloso con la chapita de "Epi epi A!" prendida en su camiseta.
Y como confirmación de lo bien que se lo pasaron, al finalizar el concierto, los que no se llevaron el CD de Epi epi A! autografiado, se llevaron una foto con nosotras o... autógrafos en los brazos!!!!
Lo de autografiar brazos fue toda una novedad para nosotras, y objeto de deseo también para los más pequeñitos... algo que no dudamos en hacer para que una niñita de 2 años dejara de hacer puchero, nos diera el beso más fuerte de la tarde y se fuera más feliz que una perdiz!
Cada concierto infantil nos sorprende con algo nuevo. Es la magia de la imprevisibilidad de la interacción con los más peques.
¿Qué nos esperará en el que viene? Ganacas de averiguarlo!
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